En esta investigación se examina cómo los jóvenes de colegios católicos conciben su relación con la Iglesia y los asuntos de la fe. Se muestra cómo, si bien perviven ciertas formas tradicionales, también hay innovaciones que, aunque podrían resultar inusuales para creyentes de otras generaciones, son más comunes de lo que se piensa. No se trata, como podría pensarse a primera vista, de que en estas nuevas generaciones haya necesariamente una pérdida de religiosidad, sino que esta es vivida de otras maneras. Ahí reside la importancia de este trabajo para el Chile que se abre a la nueva década del 2020, cargada de nuevos desafíos para todos los sectores de la sociedad y, por supuesto, también para los sectores creyentes.