Martín Bernales organiza conversatorio sobre “La Necesidad de la Ruina” en la restaurada Iglesia de la Veracruz

2 de junio de 2025

El pasado viernes 30 de mayo, se llevó a cabo el conversatorio “La Necesidad de la Ruina”, un encuentro que reunió a voces de distintas disciplinas para reflexionar sobre el valor simbólico, político y material de las ruinas en la historia reciente de Chile.

La mesa de conversación se propuso como un ejercicio público de pensamiento situado en un espacio cargado de significados, donde las ruinas de la iglesia funcionan no solo como vestigio del conflicto social, sino como escenario abierto a preguntas fundamentales sobre la historia, la memoria y el patrimonio.

Desde el inicio, se planteó que las ruinas —al igual que los monumentos o edificios históricos— son expresiones de disputas culturales e ideológicas. En su actual estado de abandono, con muros tiznados y bóveda marcada por el humo, la Iglesia de la Veracruz se ha convertido en un lugar incómodo y abierto para abrir las tensiones entre reconstrucción y preservación, entre verdad histórica y capas superpuestas del tiempo.

El conversatorio reunió las intervenciones de Victoria Jolly, artista y arquitecta, cuya propuesta visual acompañó la conversación. Participaron también Osvaldo Fernández de Castro, párroco de la iglesia; la antropóloga Francisca Márquez Belloni; la escritora e investigadora Ariel Florencia Richards; la arquitecta Cecilia Puga Larraín; el académico ITER Martín Bernales Odino y la arquitecta Alejandra Celedón Förster, ambos co-organizadores del evento.

Desde sus diversas miradas, los participantes exploraron las múltiples pertenencias del edificio: como templo católico vinculado a la comunidad religiosa, como monumento histórico propiedad simbólica de la ciudad y sus habitantes, y como testigo mudo de un momento aún no resuelto de la historia reciente del país.

“La Necesidad de la Ruina” no buscó respuestas definitivas, sino activar un campo de pensamiento compartido, en donde las ruinas no sean solamente señal de pérdida, sino posibilidad de reconstrucción crítica y colectiva. Como se evidenció en la conversación, enfrentarnos a las ruinas es también enfrentarnos a nuestras propias disputas en torno a lo común, a la historia y al porvenir.